En los cien metros que
separan al Cine Wilde de la avenida "Fabián Onsari", se alzó un pequeño parque que lleva el nombre
de Antonino Fiorentino, un vecino ilustre de la ciudad, un héroe casi anónimo
que trabajó sin estridencia por el bien común
"En el fomentismo siempre ponés dinero de tu bolsillo"
Por Gonzalo Muiños
Diversas
construcciones se realizaron en el predio de lo que fue la Papelera del Plata,
pero en la planificación previa se reservó una buena parte del lugar para
espacios verdes de esparcimiento y que hacen las veces de “pulmones” para
oxigenar al barrio, tal como el que se emplaza en la esquina de Onsari y
Cordero, que lleva el nombre de Eva Perón, ubicado en lo que fue un depósito de
la extinta empresa.
Lo
más llamativo es que en la vereda opuesta encontramos otra plaza denominada
Antonino Fiorentino, y la mayoría de los vecinos que pasan por este sitio no
conocen la historia del homenajeado, ex-presidente del Concejo Vecinal, quien
vive a escasas cuadras de allí. Por intermedio de la Delegación Municipal de
Wilde logramos tomar contacto con “Tito”, como lo llaman cariñosamente, y pudimos
aprender un poco de su rica trayectoria.
“Viví
siempre en Avellaneda, nací en Piñeyro, crecí en Sarandí y cuando me casé en
1952 recalé en Wilde, pero ya frecuentaba el barrio porque anteriormente
armamos un equipo de basketball itinerante, no teníamos cancha, hasta que
jugamos un partido en El Fortín, ya desaparecido, y nos invitaron a ser parte
del club. Tiempo después formé un equipo femenino allí, yo lo entrenaba.”
-¿Cuándo
comenzó con el fomentismo?
-El
fomentismo lo abracé de joven, participé en la cooperadora de la escuela donde
hice el primario, sociedades de fomento, clubes de ayuda ciudadana. Cuando me
casé, mi suegro era fomentista de la Juan Bautista Alberdi, empecé a participar
allí y fuí presidente de la institución. La realidad es que a la mayoría de los
vecinos dejaron de interesarle las sociedades una vez que se constituyeron los
barrios, muchos no comprendieron que aún restaba mucho por hacer y que teníamos
que defender lo hecho.
-¿Perdieron
vigencia las sociedades de fomento?
-Pienso
que siguen vigentes, faltan muchas cosas, tenemos que estar encima de las
autoridades y funcionarios, existen una serie de inconvenientes que debemos
atenderlos, pero la gente actualmente es más cómoda, prefiere que vaya otro a
romperse el lomo.
-¿Participa
todavía en las actividades?
-Estuve
en la sociedad hasta el 2006, luego me dediqué al Concejo Vecinal hasta que el
cuerpo me lo permitió, porque nunca me gustó estar en una comisión para hacer
de “florero”, se requiere de actividad. En ese consejo primero fui vocal y,
cuando falleció el presidente Eliseo González, me eligieron para sucederlo.
Todavía participan muchos de los que estuvieron conmigo, gente muy trabajadora,
son leones, como Brito, Matos, Brunel, Bianco y otros más. De todos modos sigo
atento a lo que pasa y a veces concurro a los plenarios
El
ilustre vecino nació en 1929 en la calle Rosetti frente al club de Regatas.
Realizó la primaria en la escuela Nº 60 de Sarandí, ubicada entonces en la
calle Zeballos cerca de las vías del ferrocarril -no existía el viaducto-.
Durante el primer gobierno de Juan Perón se construye un nuevo edificio en la
avenida Mitre al 2500 y pasa a ser la escuela Nº 18 hasta la actualidad.
-¿Participó
en política partidaria alguna vez?
-No.
Siempre me gustó jugarla de afuera, a pesar de que intentaron seducirme en
varias oportunidades, preferí ser libre en mis pensamientos, tengo cierta
simpatía por el peronismo pero nunca participé ni salí a predicar esa política.
Estoy convencido de que todo ser humano que practica el fomentismo no debe ser
partidario porque tiene que atender a todos, tiene que ser amigo y enemigo de
todos los colores.
“Hubo
varios proyectos para hacer en el lugar donde funcionó la Papelera del Plata.
En un momento se habló de la instalación de un supermercado, pero intervinieron
todas las organizaciones del barrio para proponer lo que finalmente se
concretó. Y sobre el entubado de la calle Juan Cruz Varela armaron la placita
que lleva mi nombre”, comenta mientras vuelve a desplegar su natural simpatía.
-¿Cómo
surgió la idea del nombre?
-Desde
la intendencia propusieron que entre los vecinos se elija el nombre, se
consultó a las organizaciones intermedias en general y me elijieron por mi
trayectoria. También le pusieron mi nombre a uno de los salones de la
biblioteca Pueyrredón, en la calle Martín Fierro, de la cual fui
vicepresidente.
-¿Cuál
fue el logro que más disfrutó?
-Todos
fueron beneficiosos para el engrandecimiento de Wilde, acá siempre hubo varias
instituciones, por eso estamos en el lugar que estamos, la gente hoy quiere
venir a vivir acá, ya no hay terrenos vacíos prácticamente. Más allá de que
está pendiente el tema de la inseguridad. Lo del paso bajo nivel fue muy
importante, sobre todo para facilitar el acceso al hospital.
-¿Qué
cuenta pendiente le quedó?
-Recuerdo
tantas cosas que no pudimos, pero no quisiera morirme sin ver funcionar la
bajada de la autopista, veinte años nos llevó esa lucha. El fomentismo hay que
amarlo sino no sirve, son más las amarguras que las dichas, pocos te dan las
gracias y son muchos los que piensan “por algo lo habrá hecho” y creen que uno
anda en cosas turbias sin saber que generalmente que ponés plata del propio
bolsillo. Además están las tristezas cuando no lográs nada después de pelear,
patalear y discutir en vano.
-¿Qué
opina de la idea de que la localidad se transforme en municipio?
-No
me convence en lo más mínimo, falta mucho camino por recorrer para eso. Con
gente con voluntad no hace falta avanzar en ese sentido.
-Usted
conoció varios intendentes, ¿con cuál tuvo mejor relación?
-Con
el que más trabajé fue con Cacho Álvarez, él armó los consejos vecinales y nos
prestó atención en los reclamos. Además estaban en obras públicas los
ingenieros Jorge Ferraresi y Jorge Calzoni, dos pibes muy buenos realmente.
-¿Conoció
el viejo Cine Wilde?
-Cuando
estaba de novio con mi finada esposa, los sábados era nuestra salida más
habitual, tengo muchos recuerdos ahí, pertenecía a la Sociedad de Socorros
Mutuos que tiene su sede sobre Zeballos. Actualmente hay una cochera en ese
lugar. Es una alegría verlo en funcionamiento otra vez.
-¿Cómo
ve el futuro de la ciudad y del país en general?
- Lo veo lerdo al país pero no creo que haya motivos para asustarse, lógicamente
la política tiene sus vaivenes, pero hay que seguir en esta lucha.
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Uno
no es la misma persona después de intercambiar opiniones y revivir experiencias
con alguien de la altura moral e intelectual de Antonino Fiorentino, una huella
queda marcada muy fuerte después de conocer sus historias que en esta nota
intentamos comenzar a plasmar para que sirvan de inspiración a las futuras
generaciones. Gracias “Tito”, personas como usted hacen que el mundo sea un
mejor lugar en el cual vivir.
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